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El desencanto de Europa (impotencia, melancolía y suicidio económico) (página 2)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12

Walter sufrió convulsiones por el alcohol,
parálisis temporal y cirrosis en el hígado. Su
doctor le advirtió que otro litro de alcohol podía
causarle daños permanentes en el cerebro e incluso la
muerte. Pero ni eso lo convenció de parar. "De alguna
forma no pensé que me pasaría a mí",
reflexiona. "También pensaba que de todas formas todos
moriríamos joven".

Eventualmente, y gracias a la insistencia de su hija,
Walter dejó la bebida y ahora lleva un club de adictos en
recuperación con los que se reúne en el centro The
Bridge todos los domingos. Algunos nadan, otros participan en
talleres de música o simplemente pasan el día en el
café. En la última década, Walter cuenta que
ha escuchado de ocho casos de suicidios en las residencias donde
solía vivir.

"Uno era un amigo, nunca sospeché que
sería alguien que pudiera hacerlo. Sencillamente se fue a
casa y se ahorcó. Y también hubo otros que
había visto en el bar. Era a los que les preguntabas
cómo estaban, y ahora, de repente, ya no
están".

Las tasas de homicidio en Glasgow han disminuido casi un
40% desde 2007, en parte debido a un proyecto policial innovador
para atacar el crimen con navajas. Pero aun así, la ciudad
tiene el doble de asesinatos que Londres, y el abuso de drogas
también es algo común.

Fondo del problema

¿Qué explica un comportamiento tan
autodestructivo? Psicólogos, epidemiólogos,
sociólogos y otros expertos han debatido mucho sobre
qué es lo que pasa en Glasgow que socava fatalmente la
salud y el bienestar.

Harry Burns, quien hasta hace poco era el jefe
médico del ayuntamiento, tiene su propia teoría.
Cree que la desindustrialización en una ciudad, en la que
una vez decenas de miles de personas trabajaban en
fábricas y astilleros, ha herido profundamente el orgullo
local. Están desmoralizados.

"Ser un soldador en un astillero era un trabajo
frío y peligroso", señala. "Pero te daba una
identidad cultural". "Nadie está diciendo que la gente de
Glasgow son un modelo de salud, pero sencillamente no hay pruebas
de que somos lo que somos porque comemos grandes cantidades de
grasa o fumamos inmensas cantidades de cigarrillos. Esa no es la
explicación", agrega Burns.

Este experto está convencido de que los problemas
económicos y sociales que la ciudad ha experimentado
durante las últimas décadas tienen que ver con lo
que llama "la tormenta perfecta de adversidades". "En los lugares
donde las comunidades tradicionales pierden las anclas de sus
tradiciones culturales, ocurren las mismas cosas: aumenta la
mortalidad a causa del alcohol, drogas y violencia", explica. "La
respuesta no es la típica promoción de la salud,
pues donde pierdes el sentido de control de tu vida hay muy poco
incentivo para dejar de fumar o beber. La respuesta está
en redescubrir un sentido del propósito y
autoestima".

Algunos lo logran en carpinterías donde martillan
y cincelan la madera. La fundación Galgael ofrece tanto a
hombres como mujeres cursos que les ayuden a superar sus
adicciones y problemas para la salud. Esta comunidad de
carpintería se trata de crear amistad y reconstruir la
confianza.

Jack, un hombre de casi 30 años, está
tallando dragones celtas en una tabla de madera. Su doctor lo
remitió a Galgael, un recinto que en el pasado fue uno de
los mayores centros de construcción de barcos del mundo,
después de haber sufrido palpitaciones, ataques de
pánico y agorafobia aguda. "Hace como año y medio
me desconecté completamente, cerré mi puerta y no
salí", cuenta. "Venir me ha ayudado a volver a
acostumbrarme a estar rodeado de gente".

El inicio y no el
final

El efecto Glasgow bien podría aliviarse con los
proyectos de integración social. Pero sus raíces
son, de acuerdo con algunos, tan profundas que tienes que excavar
un poco más para encontrar una explicación. A unos
kilómetros de Galgael, en la zona acaudalada de la ciudad,
hay una mujer con su propia teoría -una que está
atada a la historia de Glasgow.

La autora Carol Craig dice que para entender las muertes
prematuras que ocurren aquí no hay que fijarse en el fin
de los astilleros y fábricas, sino en el inicio. A
principio del siglo XVIII, el escritor Daniel Defoe
describió esta ciudad como "la más limpia, hermosa
y mejor construida del Reino Unido". Pero cuando la
Revolución Industrial atrajo a miles de personas de todas
partes del país, hubo una explosión de la
población, y para muchos el lugar se convirtió en
un auténtico infierno.

Craig explica que en 1891 la ciudad de Londres
describió aglomeración como dos o más
personas en una habitación. Mientras que en la capital
británica un tercio de la población caía en
esta categoría, en Glasgow eran dos de cada tres, o
incluso el doble, los residentes que vivían
hacinados.

La escritora considera que la proximidad forzada
obligó a los hombres a salir de sus hogares hacia el bar.
"Era una especie de mecanismo de supervivencia. En el Glasgow de
antes, los viernes -cuando los hombres recibían la paga-
veías a las mujeres haciendo cola fuera de sus lugares de
trabajo y bares para rescatar algo del dinero".

Craig sugiere que la rápida
industrialización en Glasgow produjo una tóxica
masculinidad que destruyó la vida familiar. "Hay un
fracaso de las relaciones personales que nadie está
enfrentando". "Es significativo porque ¿qué es lo
más importante en la salud de los hombres? Estar casados,
puede significar tanto como siete años más de
expectativa de vida. Así que si queremos descubrir por
qué la salud en Glasgow es tan pobre, creo que una de las
cosas por la que nos tenemos que preguntar es la relación
de pareja".

¿Cuestión de genética?

Burns está de acuerdo en que las relaciones son
clave. Habla de la necesidad de construir un "capital social"
para que las personas se ofrezcan amistad y apoyo mutuo. Se
necesitaron décadas para crear los problemas actuales de
Glasgow. Llevará décadas arreglarlos.

David Walsh, uno de los académicos que
acuñó el término "efecto Glasgow" cree que
el fenómeno del exceso de mortalidad se debe a una serie
de factores "horriblemente complicados" que afectan de distintas
formas a diferentes partes de la población, así que
no le ve sentido a buscar una sola cosa que lo solucione. El
clima puede ser uno de esos factores, el frío, la lluvia y
falta de luz solar ha causado una deficiencia grave de vitamina
D. Otros lo atribuyen a una cultura de pesimismo, mientras que
hay quienes piensan que el sectarismo entre católicos y
protestantes puede ser responsable.

El ministro de salud de Escocia culpó a la
exprimera ministra británica Margaret Thatcher de llevar a
los escoceses a las drogas y el alcohol al destruir la industria
pesada en los años 80. Conservadores locales calificaron
las acusaciones de absurdas. Pero lo que es cierto es que no hay
respuestas fáciles para el efecto Glasgow. Incluso en los
mejores vecindarios, el índice de mortalidad es un 15%
más alto que en distritos parecidos de otras grandes
ciudades.

Burns sugiere que influencias ocultas en los genes
pueden ser responsables de este fenómeno. "Esto nos lleva
al campo de la epigenética, el negocio de los asuntos que
se activan y desactivan dependiendo del medioambiente en que
crecemos. Hay un impacto epigenético en la dieta a la que
fueron expuestos nuestros padres y abuelos. Ahora podemos
encontrar con facilidad explicaciones científicas para
esto, sólo que todavía no lo hemos
probado".

La idea de que el estilo de vida de los abuelos -el aire
que respiraron, los alimentos que comieron- puede afectarnos
directamente es desorientadora. Muchos lo ven como una bofetada
al fatalismo. ¿Cuál es el sentido de tratar de
llevar una vida sana si estás condenado por los malos
hábitos de tus antepasados? La noción
epigenética va en contra de las visiones convencionales de
que el ADN lleva toda la información heredable y de que
nada de lo que un individuo haga en su vida se pasará
biológicamente a sus niños.

Pero quizás cuando se trata del efecto Glasgow,
ninguna teoría se puede descartar.

– Una clase en Birmingham: "Los cristianos son
blasfemos; sus mujeres, prostitutas" (El Confidencial –
10/6/14)

(Por Celia Massa)

"¿Creemos en la Navidad? No, no creemos. Y
¿qué son los cristianos? Los cristianos son
blasfemos". Alumnos de tan sólo seis años responden
a las preguntas del profesor con la cantinela que les han
enseñado en clase. A las niñas se les
prohíbe hablar con los niños. Es más, son
los propios educadores los que les aconsejan no acudir a las
actividades extraescolares. Desde pequeñas, tienen que
asimilar que su lugar está en casa. Al fin y al cabo, tal
y como dice el maestro, "mientras que las mujeres musulmanas son
morales, las blancas son como prostitutas". El extracto pertenece
al informe de la Agencia de Financiación en
Educación británica.

Monografias.com

Un niño juega en Birmingham
durante el Eid Mela, una fiesta de la diversidad cultural
musulmana, en agosto de 2013

Oldknow Academy no está en un país
gobernado por islamistas radicales. La escuela se encuentra en
Birmingham. Se trata de la segunda ciudad más poblada del
Reino Unido, aunque algunos la conocen como el "mejor sitio de
Europa para ser un musulmán puro".

El colegio ha sido uno de los 21 centros investigados
por el regulador británico Ofsted después de que un
supuesto complot islamista haya hecho saltar todas las alarmas.
Cinco escuelas afrontan ahora la posibilidad de cerrar y otras
seis deben tomar medidas especiales por no haber sabido detectar
los riesgos para sus estudiantes. El informe publicado ayer por
la institución señala que en algunos de los centros
existe "una cultura del miedo e intimidación". El
documento advierte que algunos docentes "han sido marginados o
forzados a dejar el trabajo" y alerta de que "hay pruebas de que
ha habido una campaña organizada para hacerse con el
control en ciertas escuelas".

Fue en marzo cuando salió a la luz una carta
anónima que había empezado a circular por las
oficinas del Ayuntamiento y varios colegios de la ciudad.
Detallaba un plan bautizado como "Operación Caballo de
Troya". El objetivo era cumplir con los principios
islámicos y acabar con las  directivas de aquellos
centros que estaban "corrompiendo" a los menores con
"educación sexual, enseñanzas sobre homosexuales,
rezos cristianos y natación mixta".

La misiva señalaba que en varios colegios de
Birmingham ya se había conseguido "instaurar la
operación" y daban directrices a otros centros de Bradford
y Manchester para seguir sus pasos.

Las autoridades comenzaron a indagar si todo aquello era
cierto y se encargaron cuatro investigaciones llevadas a cabo por
Ofsted, el Ayuntamiento de Birmingham, el Ministerio de
Educación y la llamada Agencia de Financiación en
Educación (EFA). Fue esta última la que
alertó de que algunas escuelas utilizaban el tiempo de
aviso previo a la auditoría para prepararse y mostrar que
apoyaban la diversidad cultural.

En aquellos sitios donde fueron sorprendidos, como
Oldknow Academy, los inspectores quedaron aterrados por el uso de
términos como "prostituta blanca" y "fuego del infierno"
en las asambleas de los viernes, donde a los profesores no
musulmanes les estaba prohibido participar.

Los cristianos, una minoría marginada

En los baños masculinos los retretes para chicos
habían sido retirados ya que bajo la ley islámica
no pueden orinar de pie. A las niñas se las trataba de
manera diferente y los que tenían cristianismo en la clase
de religión se las tenían que apañar con un
libro porque no les ponían siquiera profesor. Eran una
minoría marginada. De los 600 estudiantes del centro, el
95 por ciento es musulmán. Son porcentajes bastante
frecuentes en algunas zonas de la ciudad, como Alum Rock, donde a
uno se le olvida fácilmente que está en el Reino
Unido.

En Birmingham alrededor del 42% de los residentes no son
blancos. El 46,1% se considera cristiano frente al 21,8
musulmán. La cuestión es que no todos los
cristianos son practicantes. Según el último censo
de 2011, el número total de personas en Inglaterra y Gales
que se describieron a sí mismos como cristianos se redujo
en 4,1 millones, una disminución del 10%, mientras que el
número de musulmanes aumentó en un 75%.
Según el Ministerio de Educación, ya tienen 136
escuelas, 125 de ellas en el sector privado.

Los centros ahora en el punto de mira niegan las
acusaciones de radicalizar a los alumnos. David Hughes, del Park
View Education Trust, que regenta varios colegios asegura, que
"la velocidad y la ferocidad con la que han sido condenados ha
sido realmente impactante". Naeem Yousef, de la Asociación
de Padres, señala que se podrían tomar acciones
legales, ya que las conclusiones de los informes están
equivocadas. Por su parte, Abdul Khan, padre de uno de los
alumnos, asegura que todo se ha sacado de contexto y lo que
está ocurriendo le parece "un insulto". 

En conjunto estos resultados indican que el tipo de
empresas y el tipo de investigación que cada uno de estos
programas financia puede ser substancialmente diferente.
Valdría la pena explorar con más detalle estos
efectos a la hora de entender el valor que aportan estos
incentivos a la investigación tanto a las empresas como a
la sociedad en general.

Aparte de generar otro problema más a la
integración -el 60% del público británico
tiene una imagen negativa de los musulmanes-, la polémica
ha provocado una importante disputa en el gabinete del Gobierno a
tan sólo once meses de las elecciones generales. El
ministro de Educación, Michael Gove, y la responsable del
Interior, Theresa May, se acusan ahora el uno al otro de tener la
culpa por llegar a esta situación.

Tim Boyes, responsable del Queensbridge School, asegura
que ya advirtió en 2010 de que algunos grupos radicales
estaban intentando tomar los colegios. Entonces denunció
la situación al Ministerio de Educación, pero no se
tomaron medidas.

Por su parte, otro docente llamado Michael White asegura
que el "complot islamista" se planteó por primera vez hace
más de 20 años. El profesor fue despedido en 2003
del Park View School, localizado en Alum Rock, después de
años luchando contra la directiva que, según alega,
fue tomada por "una secta" en 1993. Aunque expuso su caso ante la
autoridad educativa local, sus reclamaciones no fueron
investigadas.

El primer ministro británico, David Cameron,
presidió ayer el llamado "grupo de trabajo sobre
extremismo" para abordar la situación. De momento, ha
anunciado que las inspecciones se realizarán a partir de
ahora por sorpresa. La mayoría de expertos descarta que,
en el futuro, los musulmanes sean el grupo mayoritario en las
islas. Pero eso no significa que no vayan dejando su huella. El
Reino Unido ya cuenta con 1.600 mezquitas.

"Charlando" las
noticias (entre la vergüenza de haber sido y el dolor de ya
no ser)

En los 45 años que llevo como economista (los
últimos 25 años, residiendo en Europa), nunca me
imaginé teniendo que comentar una situación tan
esperpéntica y surrealista, en el, supuestamente, "Primer
Mundo" (ahora, sin duda, "en vías de
subdesarrollo").

El "fenómeno" Conchita Wurst, representa una
"metáfora perfecta" de esta Europa postmoderna; una
sociedad asexuada, amorfa, ni del todo hombre, ni del todo mujer;
la "mujer barbuda" del circo europeo. Un triste
espectáculo de indignidad y decadencia.

¿Este relativismo, permisivismo, voluntarismo,
buenismo, idiocia, ignorancia, incultura, tontería, memes,
simpleza, habría sido lo que esperaban de la Unión
Europea sus Padres Fundadores (Adenauer, Monnet, Schuman y de
Gasperi)?

¿Podrían haber imaginado un futuro en el
que se tuviera que computar la prostitución y el
tráfico de drogas, para "mejorar" el cálculo del
Producto Bruto Interno?

En tren de "estimular" el cómputo
económico ¿por qué no incorporar
también el crimen organizado?… Y ya que estamos, el
contrabando, el blanqueo de dinero, y la corrupción. Es
probable que de hacerlo (en especial la corrupción de la
casta política), la Unión Europea pueda superar el
PIB de los EEUU y China ya no juegue los "play off".

Puedo adivinar a los "burócratas" europeos,
procurando "estimular" el aumento de la productividad del
"business" de la siguiente manera: ¡"Follen", muchachos,
"follen"!… ¡Hagan "patria", métanse una raya!…
¡La "corrupción" engrandece Europa! …

¿Hasta dónde puede llevar la
"ficción" estadística o la "voracidad" fiscal?
¿Oportunismo superficial o desesperación
recaudatoria? ¿Ingeniería contable o cirugía
plástica del déficit y la deuda pública?
Todo esto, me resulta inmoral, obsceno, indignante. Un casino
demente, con complicados sistemas de apuestas. Un mal
radical.

Es un fracaso europeo estruendoso que el último
refugio de la desindustrialización, la precariedad
laboral, el desempleo, la desigualdad y las carencias sociales,
sea el alcoholismo, con el aumento de las probabilidades de
muertes prematuras de la población (efecto Glasgow: donde
los residentes tienen aproximadamente 30% más
probabilidades de morir joven, y el 60% de esas muertes
prematuras son debido a cuatro cosas: drogas, alcohol, suicidio y
violencia).

Y mientras los ciudadanos europeos se "mueren" a las
puertas del paraíso o entran "caminando hacia
atrás" en el futuro, la "humanista" Europa
(¿cínica, hipócrita, pigmea, ignominiosa,
mediocre?) deja que los inmigrantes "islamicen" sus
instituciones.

Cuando los nacionales no retiran a sus mayores dados de
alta en los hospitales, para no hacerse cargo de su
mantención, o donan sus muertos a las facultades de
medicina para no tener que pagar el entierro, o se alcoholizan,
drogan, mueren jóvenes o se suicidan, los inmigrantes
imponen su religión, lengua, usos y costumbres, a la
"inerte" Europa.

Si ha fracasado la "integración" (modelo
francés) y el "multiculturalismo" (modelo inglés),
¿hay que continuar abriendo las fronteras a una
inmigración indiscriminada?

¿Justicia social? ¿Dignidad humana?
¿Cuál es la libertad de escoger? ¿Hasta
dónde puede llegar la codicia, la explotación y el
fracaso?

El libre camino de la libertad de empresa ¿ofrece
a la gente oportunidad de elegir? ¿es el mercado libre la
mejor forma de lograrlo?

El sistema no parece estar contribuyendo al bienestar de
la gente. Europa no es una democracia. La plutocracia europea
gobierna para el 1% de la población (como en EEUU).
Intentan convencer a la gente que la propiedad privada, la
motivación de la ganancia y el mercado, son compatibles
con las Leyes de Dios y las enseñanzas de la Biblia.
¿Es esta la verdad moral o la verdad de los
poderosos?

"La marea está cambiando" (como decía
la canción de "Pink Floyd" en The Wall)

El "aviso" electoral del 25 M (2014) me permite
presentir que "the game is over". No estoy manifestando que la
batalla haya sido ganada, señores del dinero, pero "la
marea está cambiando".

¿Quién es el más fuerte?
¿Quién es el ganador? ¿Una persona un voto?
La aristocracia (los señores del dinero) no lo va a
permitir más (ahí reside el principal riesgo a sus
riquezas y poder).

Allí debe comenzar la rebelión de los
"ciudadanos". Exigiendo que se cumpla "The Second Bill of
Rights
" (propuesta por Franklin D. Roosevelt en su discurso
sobre el Estado de la Nación, el 11 de enero de
1944)

  • Employment, with a living wage

  • Food, clothing and leisure

  • Farmers" rights to a fair income

  • Freedom from unfair competition and
    monopolies

  • Housing

  • Medical care

  • Social security

  • Education

Nota: también los ciudadanos de los EEUU se
pueden unir a la "rebelión cívica" europea, porque
(después de 70 años) tampoco allí se han
puesto en práctica los "postulados" de
Roosevelt.

Parte I – Terremoto electoral en la Unión
Europea (un "euroescepticismo" en alza)

Monografias.com

Después de tantos bandazos, mientras en la
Unión Europea no saben los que son, la gente no sabe a
qué atenerse (la impotencia de los unos y el recelo de los
otros).

Hagamos un breve recorrido por la hemeroteca previa a
las elecciones europeas (las vísperas del
seísmo):

"Los europeos se sienten más ligados a sus
instituciones, pero aún son críticos con su
funcionamiento, revela una encuesta paneuropea del Centro Pew
Research"…
El euroescepticismo afloja, aunque persiste la
frustración de los ciudadanos con las políticas de
la UE (Expansión – 13/5/14)

La encuesta examina la percepción de los
ciudadanos sobre la Unión Europea (UE), el euro, el Banco
Central Europeo (BCE), el Parlamento Europeo y la
integración económica en Europa, realizada entre el
17 de marzo y el 9 de abril (2014) entre 7.022 adultos de siete
países europeos: España, Francia, Alemania, Grecia,
Italia, Polonia y el Reino Unido.

El 34% de los españoles cree que la
economía mejorará en los próximos 12 meses,
11 puntos más que en 2013, aunque sólo un 8% ve la
situación actual de su país buena frente al 85% de
los alemanes.

"No es que sea un gran optimismo, pero es el segundo
mayor de los países consultados, después de Gran
Bretaña", donde un 45% de la población espera que
las cosas mejoren en los próximos 12 meses, según
el experto del Centro Pew.

El 62% de los españoles pronostica que el futuro
de sus hijos será peor que el de ellos, frente a un 86% de
los franceses, un 72% de los británicos, un 67% de los
italianos, un 65% de los griegos, un 58% de los polacos y un 56%
de los alemanes.

Por lo demás, el respaldo al euro permanece alto
en España, donde un 68% apoya la moneda común
europea frente al 72% en Alemania, el 69% en Grecia y el 64% en
Francia. Solo los italianos coquetean con la idea de abandonar la
zona euro, con un 44% de la población a favor de volver a
usar la lira.

Un 52% de los entrevistados tiene una percepción
favorable de Europa, frente al 46% de 2013. Además, un 38%
considera que la integración en la UE ha fortalecido la
economía, frente al 26% que creía lo mismo el
pasado año.

Esa mejora en la percepción llega poco antes de
la celebración de las elecciones al Parlamento Europeo,
pero coincide también con una visible frustración
con Bruselas.

Así, el 71% de los entrevistados cree que su voz
no cuenta en Bruselas; el 65% opina que la Unión Europea
no entiende las necesidades de sus ciudadanos; un 63% que la UE
es entrometida, y un 57% la considera ineficiente.

El país más negativo sobre Europa y sus
instituciones es Italia, donde un 74% piensa que su nación
se ha debilitado a raíz de la entrada en la UE, frente a
la media del 53% en la UE. Esa frustración va de la mano
del idealismo. Así, un 70% de los consultados considera
que la Unión Europea ayuda al mantenimiento de la
paz.

El sentimiento antiinmigrante en España es menor
que en Grecia, Italia, Francia o el Reino Unido, según la
encuesta, que muestra que los españoles tienen
también una percepción más favorable de los
musulmanes y gitanos que los ciudadanos de otros países
europeos.

El sondeo revela, por ejemplo, que un 86% de los griegos
quiere que se permita la entrada de menos inmigrantes en su
país, porcentaje que en Italia alcanza el 80%; en Francia,
el 57% y en el Reino Unido, el 55%.

Un 46% de los consultados dijo tener una
percepción negativa de los musulmanes, frente al 49% de
los españoles que ven a los musulmanes con buenos ojos.
"El que el 46% tenga una visión negativa de los musulmanes
no es maravilloso, pero es menor que en Polonia (50%), Grecia
(53%) o Italia (63%)", destacó Stokes.

Los franceses son los que tienen una mejor
percepción de los musulmanes (72%), seguido de Gran
Bretaña, donde el 64% los considera bien. En el caso de
los gitanos, son los españoles los que tienen una
percepción más favorable (56%) de los países
consultados. En el extremo opuesto está Italia, donde un
85% de la población se confiesa no favorable a esa
minoría.

Por el contrario, la opinión sobre los
judíos es mayoritariamente positiva en los países
consultados, con la excepción de Grecia, donde un 47%
tiene una percepción negativa, porcentaje que se iguala al
que tiene una visión positiva.

En España el 72% tiene bien considerados a los
judíos, mientras que un 18% tiene una opinión
negativa de ellos. Por lo demás, la mayoría de los
griegos (70%), italianos (69%), polacos (52%) y franceses (52%)
cree que los inmigrantes son una carga para las economías
de sus países.

"La semana que viene, unos 40 millones de
jóvenes podrán votar por primera vez en unas
elecciones al Parlamento Europeo. Según los sondeos, una
buena parte de ellos pasará de ejercer su derecho. Y
según las estadísticas, es muy probable que tanto
ellos como los que votaron o se abstuvieron por primera vez en
2009 estarán en el paro antes y después del 25 de
mayo"…
La impotencia de la UE ante un paro
endémico (Cinco Días – 16/5/14)

En total, 5,5 millones de personas entre 15 y 24
años no logran encontrar trabajo en la Unión
Europea. Otros 18,8 millones de personas de esa misma edad tienen
empleo. Pero casi un tercio se encuentra en unas condiciones de
precariedad y temporalidad que a menudo son mucho más
duras que las de generaciones anteriores.

Si alguno de ellos echa un vistazo a los programas
electorales para los comicios descubrirá que todos los
partidos políticos les tienen en mente. Y que el fomento
del crecimiento y la creación de empleo constituyen la
prioridad número 1 de los aspirantes a sentarse en el
hemiciclo europeo o a presidir la Comisión
Europea.

El problema es que ninguna de esas instituciones dispone
de grandes armas para combatir el paro. Ni parece haber voluntad
política para dotarlas de los instrumentos o recursos
necesarios para que la lucha contra el desempleo se libre a nivel
europeo. A raíz de la crisis financiera, la UE ha
establecido una unión bancaria para evitar que, en el
futuro, cada país tenga que hacer frente en solitario al
desplome de sus entidades. El Parlamento Europeo y la
Comisión aseguran que se romperá así el
vínculo entre deuda pública y privada que
condenó a Irlanda al rescate y forzó a
España a pedir un préstamo de 41.000 millones de
euros al resto de la zona euro.

En cambio, cada país tiene que afrontar en
solitario las consecuencias sociales de esa misma crisis, que en
España o Grecia se han traducido en unas tasas de paro de
más del 26% y de casi el 60% entre los menores de 25
años. Y lo mismo ocurre con la factura de la cobertura de
ese paro que, en el caso español, asciende a unos 30.000
millones de euros al año, tanto como los intereses de la
deuda.

El Grupo de Izquierda Unitaria, liderado a nivel europeo
por el griego Alexis Tzipras, plantea como solución un
programa de inversión, aunque sea a costa de aumentar una
deuda pública que en la UE supera el 87% del PIB y en la
eurozona roza el 93%.

La propuesta de Tzipras, que el 15 de mayo (2014)
participó por primera vez en un debate con el resto de
candidatos a presidir la Comisión (el popular, Jean-Claude
Juncker; el socialista, Martin Schulz; el liberal, Guy
Verhofstadt; y la Verde, Ska Keller), no cuenta con muchos
adeptos entre los otros partidos.

"Necesitamos más crecimiento, no más
deuda", señalaba poco antes del debate, el equipo de
Juncker. E incluso los socialistas se muestran cautos, a
sabiendas de que la expansión del gasto podría
costarles votos en los caladeros electorales del norte y del
centro de Europa.

La propuesta más novedosa, defendida por ejemplo
por los socialistas franceses, apunta al establecimiento de una
cobertura de paro europea, que financie el subsidio con una hucha
común similar a la que se va a establecer para la
liquidación o reestructuración de entidades
financieras con problemas. Pero en el caso del paro se
trataría de fondos públicos, por lo que
sería necesaria una cesión de soberanía
presupuestaria que puede tardar años en llegar.

A más corto plazo, los socialistas sugieren que
se aumente en 10.000 millones de euros la partida de la llamada
Garantía Juvenil, un programa europeo dotado con 6.000
millones de euros y que, en teoría, debe ofrecer trabajo o
prácticas a cualquier joven en un plazo máximo de
cuatro meses.

Se trata, en cualquier caso, de una o dos gotas de agua
en un problema oceánico para el que Bruselas no tiene
solución porque sigue en manos exclusivamente de las
capitales nacionales. La Comisión Europea se resigna hasta
tal a punto a convivir con las cifras actuales de desempleo que,
hasta el pasado mes de marzo (2014), cifraba en el 23% el
desempleo estructural de España. Es decir, la tasa de paro
endémica que debe soportar el país con o sin crisis
económica. Una siniestra perspectiva que las urnas
europeas no pueden todavía evitar.

""Una casa dividida contra sí misma no puede
sostenerse". Sobre este versículo del Evangelio de Marcos,
Abraham Lincoln construyó en 1858, dos años antes
de la guerra civil estadounidense, su célebre discurso de
Cooper. No esperen nada parecido de los dirigentes europeos. La
Unión está dividida, pero en esta asociación
de países ricos y democráticos los problemas graves
no se discuten en público. Esa es una de las razones del
desinterés ciudadano. La crisis económica no
sólo ha dejado en evidencia la viabilidad del sistema de
bienestar, seña de identidad de la Unión.
También ha creado una fractura entre acreedores y
deudores. Unos, encabezados por Alemania, quieren estabilidad y
poca inflación. Otros, con España e Italia al
frente, necesitan crecimiento e inflación para aliviar la
deuda. La casa dividida no puede sostenerse. Pero hay que
sostenerla. No hay alternativas a una crisis
permanente"…
Europa, el gran desengaño
(elmundo.es – 18/5/14)

¿Crece el descontento con Europa? Sí, en
bastantes países. En España, que fue
apasionadamente europeísta, el malestar es perceptible. En
Alemania, en cambio, la mayoría está satisfecha con
la UE, y aún más con el trabajo de Angela Merkel.
Coexisten dos relatos muy distintos, engarzados por una
común falta de entusiasmo por seguir construyendo una
federación que unos años atrás
constituía el proyecto más ambicioso del mundo. En
el peor momento de la UE, la participación puede ser la
más baja. La compleja tecnocracia de Bruselas y los
egoísmos nacionales fomentan un desinterés
rampante.

Francia fue desde el principio, desde la vieja Comunidad
Europea del Carbón y del Acero (1951), uno de los dos
puntales del proceso de unidad continental. Acérquense
ahora a cualquier quiosco de París, escuchen una emisora
francesa o charlen un rato en un café-tabac, y les
sorprenderá la casi completa unanimidad contra Europa.
Francia se mantiene aún en el bando de los ricos, los
acreedores, pero ha encallado. Su clase política ha
perdido el antiguo prestigio, porque no manda. Y no manda porque
no puede.

Más del 70% de las legislaciones nacionales
procede de Bruselas, donde nadie sabe exactamente quién
manda. La Comisión es un vago mecanismo de
representación territorial, sin poderes ejecutivos. El
poder permanece en el Consejo, que reúne a los gobiernos.
Y entre ésos hay uno, el alemán, con un poder
desproporcionado. Los franceses añoran la grandeur
gaullista y el orgullo industrial, en otro tiempo era
representado, paradójicamente, por el obrerismo del
Partido Comunista. ¿Dónde se refugian ahora
porciones sustanciales del electorado que fue gaullista y
comunista? En el Frente Nacional, un partido antieuropeo que ha
evolucionado desde el posfascismo hacia un populismo autoritario.
El FN no tiene más que alzar banderas tricolores y viejos
billetes de 100 francos para atraer una sociedad
nostálgica.

Europa siente nostalgia. De la imagen idealizada de lo
que fueron sus naciones, como en Francia, o de la propia Europa
de antes, la que nos habría mercados, nos daba dinero y
nos protegía de nuestros demonios interiores, como en
España. Cualquier intento de explicar cómo hemos
llegado hasta la nostalgia y el descontento desemboca en tres
cuestiones esenciales: la decadencia relativa de Europa (de entre
las mayores 500 empresas mundiales creadas después de
1975, menos de cinco son europeas) frente a China y las potencias
emergentes; la incapacidad para establecer en la Unión un
sistema de participación y control democrático que
permita a los ciudadanos sentirse representados; y la pujanza
alemana.

La caída del muro de Berlín, en 1989, fue
el momento supremo del europeísmo. Ya no existía el
telón de acero, ya no existía la amenaza de los
misiles soviéticos, ya era posible unificar el continente
desde Dublín hasta la frontera rusa. Sólo los
más viejos entre los zorros viejos, gente como
François Mitterrand y Giulio Andreotti ("me gusta tanto
Alemania que prefiero que haya dos"), tipos que habían
vivido la guerra y recordaban lo fácil que resulta
desestabilizar Europa y para qué se había forjado
el proyecto, adivinaron que la unificación alemana iba a
crear una situación complicada. Unir la RFA y la RDA
costó dinero, y sucesivos gobiernos alemanes agradecieron
la solidaridad de la UE con generosas contribuciones a los fondos
comunes.

No se puede culpar a Berlín de
tacañería. Sí de miopía o incluso
insensatez en su política exterior. Como cualquier
potencia continental sin fronteras naturales, puso un gran
empeño en crear a su alrededor, y especialmente hacia el
este, un mini-imperio económico o, dicho de forma
más dulce, un área de influencia económica
directa. La presión con la que en 2005 introdujo en la UE
a uno de sus protectorados, Croacia, resulta
paradigmática. Alemania fomentó la expansión
hacia el Este con el beneplácito de Estados Unidos y Gran
Bretaña. El resultado, la Unión con 28 miembros,
constituye, como era de prever, una cacofonía inmanejable.
La justificación geoestratégica de esa galopada
hacia Oriente se basaba en la paz y en la estabilidad:
había que evitar nuevas Yugoslavias, había que
salvar de la amenaza rusa a los bálticos, había que
echar una mano a naciones tan precarias como Ucrania. Las
consecuencias resultan visibles en Kiev y Sebastopol.
Adicionalmente, Alemania depositó su suministro
energético en manos de Moscú. Error sobre
error.

El protagonismo alemán se incrementó en
cuanto estalló la crisis, en 2008. El endeudamiento de los
países periféricos se debía en parte al
derroche, pero la causa fundamental radicaba en los defectos
originales de la unión monetaria, que Alemania nunca quiso
corregir. Moneda única, tipos de interés baratos y
crecimiento estimularon la vida a crédito, financiado con
el dinero acumulado por los alemanes gracias a su
superávit comercial con el resto de la
Unión.

Ese es un factor relevante en la ecuación
europea: exportando mucho a sus socios e importando poco de
ellos, Alemania estrangula poco a poco a su clientela natural.
Llegado el colapso, Angela Merkel, hija de un pastor luterano y
educada en una sociedad comunista, y el presidente del Banco
Central, Mario Draghi, que fue director general del Tesoro
italiano en los años convulsos de la corrupción y
la irrupción del berlusconismo y luego uno de los
directivos del megabanco Goldman Sachs, se hicieron con las
riendas de Europa. De los rescates y las ayudas no ha quedado
agradecimiento, como tras el Plan Marshall estadounidense, sino
resentimiento y desconfianza. Se ha salvado de momento el euro y
se ha salvado la banca, incluida la alemana. Por el camino ha
quedado el prestigio de los gobiernos nacionales, cuyo escaso
poder frente a la economía global ha sido puesto en
evidencia.

¿Austeridad o austericidio?

En teoría, las circunstancias podrían
propiciar un interesante debate electoral y estimular la
participación. Las dos grandes familias ideológicas
europeas, conservadores y socialistas, han hecho algún
esfuerzo por corregir la tradición nacionalista ("vamos a
Bruselas y Estrasburgo a pelear por nuestros intereses") y
presentar estas elecciones como una confrontación entre
quienes defienden las políticas de austeridad y
saneamiento y quienes denuncian un austericidio y fomenta el
paro. En la práctica, eso no se dará. Porque Merkel
mantiene una influencia decisiva sobre las políticas
económicas, y en su gobierno de coalición CDU-SPD,
democristianos y socialdemócratas, figuran tanto quienes
exigen recortes como quienes hablan de austericidio. No parece
verosímil que las cosas vayan a cambiar, sea cual sea el
resultado.

Los gobiernos y las instituciones europeas intentan
difundir el mensaje de que lo peor de la crisis ha pasado.
Eso no es cierto en Francia, y resulta discutible en
España, donde el altísimo desempleo apenas se
reduce y la deuda soberana crece día a día. En
cualquier caso, permanecen sin resolver las dos cuestiones que,
junto al poder alemán, atenazan a Europa: la decadencia
relativa y el mal funcionamiento interno. En el tablero
internacional, la UE aparece como un gigante indefenso, un coloso
comercial fragmentado en decenas de diplomacias divergentes,
titubeante ante el nacionalismo ruso y atemorizado por las
presiones migratorias. Los problemas europeos no son muy
distintos a los de una superpotencia como EEUU, a punto de
ser superada económicamente por China, pero brilla una
diferencia: en Washington existen poderes ejecutivos que
actúan, bien o mal, con rapidez, respaldados por una
diplomacia efectiva y una potente maquinaria
bélica.

La UE ha necesitado casi dos años para conseguir
un sistema bancario unido. Hacía falta, no hay más
que recordar que al contribuyente español el colapso de
las cajas le costará al menos 60.000 millones. Mientras
tanto, los ciudadanos han percibido la recesión no como un
problema financiero, sino como una tormenta que ha destruido o
degradado el empleo y dibuja un porvenir oscuro para
próximas generaciones. Ante la ausencia de un proyecto
político común mínimamente atractivo han
rebrotado los nacionalismos (que la UE debía domar para
siempre), la xenofobia, los fenómenos populistas. En el
propio núcleo de la Unión, en Holanda y
Bélgica, prosperan grupos comparables al lepenismo
francés, al antieuropeísmo británico, a los
xenófobos de la Liga Norte (que hacen campaña
quemando banderas europeas) o a los antisistema del movimiento
Cinco Estrellas en Italia.

Europa ha devastado los ecosistemas políticos
nacionales. En Italia han tenido tres primeros ministros no
elegidos, impuestos desde Berlín y Bruselas. En
España, que desde el franquismo ha intentado organizarse
en torno a un cierto "patriotismo constitucional" con la Carta
Magna como tótem supuestamente inmutable, la
Constitución fue modificada en dos semanas por exigencia
europea. Lo antiguo ya no rige. Lo nuevo aún no existe. La
ausencia de responsables europeos visibles y percibidos como
legítimos (en las elecciones continentales sigue sin
elegirse directamente al presidente de la Comisión, pese a
sus limitados poderes) ha generado una confusión entre
instituciones y mercados. Ya no es posible dilucidar si la
política de recortes y austeridad es algo impuesto por los
acreedores y los mercados o si existe un designio político
detrás de ellos. No es extraño que los franceses
reclamen más nación y menos Europa, que los
británicos suspiren por su antiguo aislamiento, que los
daneses mantengan un cortafuegos de referendos frente a las
medidas comunitarias, que los bálticos desconfíen
de la capacidad europea para protegerlos ante el expansionismo
ruso o que los españoles perciban en estas elecciones algo
tan modesto como un simple referéndum sobre si Rubalcaba
da la talla.

Las 38 preguntas (Fuente: Enric González –
elmundo.es – 18/5/14)

  • Alemania debe mantener el euro como su
    moneda.

  • En la UE deben seguir introduciéndose
    decisiones políticas comunes.

  • La UE debe permitir el cultivo de plantas
    modificadas genéticamente.

  • Los países de la UE deben acoger más
    refugiados.

  • ¿Desea la introducción de un salario
    mínimo en toda la UE, cuya cantidad dependa de los
    ingresos promedio en cada Estado miembro?

  • La UE no debe aceptar más nuevos
    miembros.

  • La UE solo debe promover la ganadería
    ecológica.

  • Edward Snowden debe recibir asilo político en
    un país de la UE.

  • Los ciudadanos de la UE deben poder recibir
    prestaciones sociales solo de su propio
    país.

  • Desea la introducción de un impuesto a los
    productos financieros.

  • La UE debe entenderse como una comunidad de valores
    cristianos.

  • La UE debe reducir significativamente el apoyo
    financiero a la agricultura.

  • La UE debe establecer cuotas femeninas en los
    consejos de administración de las empresas
    cotizadas.

  • Los países de la UE deben formar un
    ejército común.

  • El presidente de la UE debe ser elegido directamente
    por los ciudadanos europeos.

  • Los matrimonios entre personas del mismo sexo deben
    ser reconocidos en todos los países de la
    UE.

  • La UE debe reforzar sus fronteras para proteger sus
    propios productos.

  • La UE debe marcarse metas más exigentes de
    reducción de emisiones de CO2.

  • La Unión Europea debe firmar un Tratado de
    Libre Comercio con Estados Unidos.

  • La UE debe desarrollar proyectos contra la extrema
    derecha.

  • Todos los países de la zona euro deben
    responder por la deuda contraída por cada uno de
    ellos.

  • Las cualificaciones profesionales deben ser
    reconocidas por igual en todos los países
    miembros.

  • Alemania debe apoyar la entrada de Turquía en
    la UE.

  • Debe introducirse un tipo mínimo comunitario
    para la fiscalidad de las empresas.

  • El uso de servicios sexuales a cambio de un pago
    debe ser objeto de sanciones.

  • Debe articularse una política exterior
    común de la UE.

  • Todos los bancos deben ser
    nacionalizados.

  • En todos los países de la UE debe regir el
    mismo Derecho de Asilo.

  • Los cambios en los Tratados Europeos deben ser
    votados en referéndum en Alemania.

  • Hay que dar prioridad a las vías
    férreas en la financiación de infraestructuras
    en la UE.

  • La UE debe dedicar más presupuestos a la
    ayuda al desarrollo.

  • La UE debe prohibir los productos de baja eficiencia
    energética.

  • Los países de la UE deben ser capaces de
    cubrir sus gastos con los impuestos que cobran.

  • En la UE todos los adultos deben ser donantes de
    órganos a menos que no hayan formulado
    objeciones.

  • Los recursos financieros para las regiones
    económicamente más débiles de la UE
    deben ser reducidos.

  • En las fronteras alemanas deben introducirse de
    nuevo controles de identidad.

  • Sobre la remuneración de sus altos directivos
    deben decidir libremente las empresas.

  • La UE debe desarrollarse hasta convertirse en un
    Estado europeo.

"La crisis económica no sólo se
está traduciendo en un declive inédito del
bipartidismo que, hasta ahora, lideraban conservadores y
socialdemócratas en países tales como
España, Grecia, Portugal o, más recientemente,
Francia, sino que, al mismo tiempo, se observa un fenómeno
similar en el conjunto de la UE, tras incrementarse la brecha
entre europeístas y antieuropeístas hasta cifras
récord"…
Los euroescépticos se abren paso en
la UE gracias a la crisis (Libertad Digital –
20/5/14)

Los partidos minoritarios se han abierto un hueco en
diferentes parlamentos nacionales como consecuencia de la crisis
económica. Mientras que a nivel de la UE el
fenómeno político más destacado es el auge
del euroescepticismo, es decir, partidos que apoyan la salida de
sus respectivos países la UE y del euro como, por ejemplo,
El Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia, el Movimiento
Cinco Estrellas de Beppe Grillo en Italia, la formación
comunista Syriza de Alexis Tsipras en Grecia o el independentista
británico UKIP que lidera Nigel Farage. Asimismo, cabe
señalar el ascenso de formaciones neonazis, como Amanecer
Dorado en Grecia o El Movimiento por una Hungría Mejor
(Jobbik).

Las encuestas avanzan que los euroescépticos
podrían ganar más de 20 escaños en el
Parlamento Europeo, de un total de 751, una cifra récord.
Este movimiento ha crecido de forma sustancial entre los
países más golpeados por la crisis y en los que
reina el pesimismo acerca de la situación
económica.

Según el último Eurobarómetro,
chipriotas (con el 51% de los encuestados) y británicos
(47%) son los europeos que muestran, hoy por hoy, un mayor
rechazo hacia la UE, ya que consideran que su país puede
afrontar mejor el futuro fuera de la Unión. Peo no son los
únicos: en Austria, República Checa y Eslovenia
este porcentaje supera el 40%; mientras que en Portugal, Francia,
Italia, Croacia, Hungría, Polonia, Letonia y Suecia se
sitúa por encima del 30%. En el caso de España,
ronda el 25%.

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Chipre fue el último país rescatado por la
"troika" -Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo
Monetario Internacional- tras la quiebra de su banca, que supuso
la aplicación de quitas a los depósitos de
más de 100.000 euros. Asimismo, en el caso de Reino Unido,
en donde la opinión pública siempre se ha mantenido
muy escéptica respecto a las instituciones europeas, este
sentimiento ha aumentado tras los últimos desacuerdos que
han mantenido Londres y Bruselas respecto al futuro de la UE.
Prueba de ello es que UKIP roza en la actualidad el 32% de
intención de voto en Reino Unido de cara a las elecciones
europeas que se celebrarán entre el 22 y 25 de
mayo.

Por otro lado, la última encuesta elaborada por
el prestigioso Pew Research Center en siete países
miembros (Francia, Alemania, Grecia, Italia, Polonia,
España y Reino Unido) refleja el desplome que ha
experimentado la imagen de la UE durante la crisis. Entre 2007 y
2013, la opinión favorable hacia las instituciones
comunitarias bajó 34 puntos porcentuales en España,
hasta situarse en el 46% de los encuestados, 21 puntos en Francia
(41%) y 20 puntos en Italia (58%). Pese a ello, ha subido en el
último año, al subir del 46 al 52% de media,
conforme ha mejorado la economía europea

De igual modo, el porcentaje de encuestados que
considera que la integración europea fortalece su
economía nacional ha crecido del 26 al 38% en el
último año, aunque esta opinión sigue siendo
minoritaria en la mayoría de países, sobre todo en
Italia (apenas el 9% de los encuestados), Grecia (17%), Francia
(26%) y España (38%).

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Además, menos de la mitad de los encuestados
apoya ceder más poder y competencias a Bruselas para
combatir la crisis. Estas tasas son especialmente bajas en Reino
Unido (19%,) Grecia (27%), Italia (38%) y España
(43%).

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De hecho, incluso la mayoría de alemanes (50%) y
franceses (55%) rechaza fortalecer el poder que ostentan las
autoridades comunitarias.

En cuanto al euro, el apoyo a la moneda única
sigue siendo fuerte en la mayoría de países, a
excepción de Italia, en donde el 44% de los encuestados
apoyaría el regreso a su moneda nacional (la
lira).

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Sin embargo, lo más relevante es que la confianza
en la moneda única ha caído de forma sustancial
durante la crisis.

También destaca el hecho de que tan sólo
el 22% de los europeos está satisfecho con la
situación y dirección que lleva su país. Los
más críticos son los griegos, españoles e
italianos, con tasas inferiores al 10%, mientras que en Alemania
casi el 60% de la población considera que avanzan en la
dirección correcta.

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Entre 2007 y 2013, la opinión favorable sobre la
situación económica se ha desplomado 61 puntos
porcentuales en España, 54 en Reino Unido, 22 en Italia y
21 puntos en Francia. Los alemanes, por el contrario, son los
más optimistas, ya que el 85% cree que su economía
está bien encaminada, aunque también destaca Reino
Unido, en donde la opinión favorable sobre su
economía se ha triplicado desde 2009.

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Por último, llama la atención la
opinión desfavorable hacia la inmigración que se ha
registrado en los últimos años. Una media del 55%
de los encuestados en los siete países citados desea que
haya menos inmigrantes.

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Esta tasa es especialmente alta en Grecia (86%), Italia
(80%) y Francia (57%). De media, el 52% considera que los
inmigrantes son una carga porque ocupan puestos de trabajo en
detrimento de los nacionales y consumen prestaciones
sociales.

En concreto, los italianos muestran un especial rechazo
hacia los musulmanes &3%), mientras que los griegos son los
más antisemitas, con casi un 47% de la población
mostrando una opinión desfavorable.

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""¿Quién gobierna?" es la pregunta
central de la que arranca la reflexión
politológica. "Somos nosotros mismos los que deliberamos y
decidimos conforme a derecho sobre la cosa pública", dijo
en el 431 a.C. un Pericles orgulloso. A lo que se sumó
Lincoln en 1863 con su clásica definición de la
democracia como "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el
pueblo", todavía hoy vigente en el artículo 2 de la
Constitución francesa. La respuesta en ambos casos es la
misma: nosotros nos gobernamos"…
¿Quién
gobierna en Europa? (El País – 24/5/14)

Aplicada a Europa, esa pregunta sobre la democracia no
tiene una respuesta clara. ¿Quiénes somos
nosotros?, es decir, ¿dónde está el pueblo
(demos)? ¿Y quién nos gobierna?, es decir,
¿dónde está el poder (cratos)?
¿Gobierna la Comisión? ¿el Consejo?
¿Alemania? ¿la Troika? ¿el Banco Central
Europeo? ¿los mercados? El problema no es sólo la
respuesta, sino la pregunta. Porque si en una democracia la
pregunta de quién gobierna no tiene una respuesta clara,
no se puede hacer responsable a quien gobierna de los errores
cometidos, ni controlar sus acciones, ni implicarse en la
elección de representantes democráticos, ni confiar
en la separación de poderes, ni articular la
opinión pública o crear espacios para la
deliberación.

El sentido último de las elecciones es elegir a
los que gobernarán y legislarán en nuestro nombre.
Nuestro voto, expresión última de la
soberanía de una nación y de la igualdad entre sus
ciudadanos, tiene una doble función: premiar o castigar a
los que nos han gobernado y designar a los que nos
gobernarán, señalándoles cómo
queremos que nos gobiernen. Ello requiere que existan
alternativas, y que los que gobiernen puedan llevarlas a cabo.
Pero si como hemos experimentado y experimentamos de forma
creciente en los últimos años, las alternativas no
existen, se difuminan o simplemente son inviables, entonces la
democracia se vacía de significado. Echar a los malos
gobernantes está bien, es el gran avance histórico
que ha supuesto la democracia. Pero lograr que se gobierne al
servicio de la mayoría es lo que da el sentido
último.

La crisis del euro ha complicado sobremanera la
relación entre la democracia y el proyecto de
integración europeo. Nuestras democracias adolecían
ya de un número de problemas bien conocidos, entre los que
destaca el anquilosamiento de la representación y la
participación política. A ellos, la crisis que
comenzó en 2008 ha añadido un problema
específicamente europeo: el de cómo gobernar el
euro de forma eficaz y a la vez democrática. Porque el
euro se ha gobernado mal tanto desde el punto de vista de los
procedimientos como desde el de los resultados. Ahí reside
la fuente de lo que podemos denominar el malestar
democrático con la Unión Europea, en la
sensación de que la democracia se ha evaporado del
ámbito nacional pero no ha aparecido en una
manifestación coherente en el ámbito europeo.
Aunque para algunos sería un desastre, para muchos
seguramente sería un alivio pensar que la democracia
nacional habría sido sustituida en el ámbito
europeo por una verdadera democracia en la que los ciudadanos
pudieran elegir entre opciones diferenciadas y con posibilidades
reales de ser llevadas a la práctica. Pero no se trata de
que la Unión Europea haya usurpado la democracia nacional
imponiendo una estructura de gobierno equivalente
(¡ojalá!): esa visión es una caricatura,
falsa e interesada.

El problema es que el campo de juego para la
política se ha estrechado, en casa y en Europa. La crisis
del euro ha alterado la configuración política de
Europa y redibujado la política democrática de
forma preocupante. En el ámbito nacional, asistimos a la
fragmentación y polarización de la política
en torno a la integración europea. Por primera vez en su
historia democrática, muchos españoles han sentido
que su capacidad de decidir no se acrecentaba al compartirla con
sus socios europeos, sino que se reducía. La transferencia
de nuevos y más amplios poderes al ámbito europeo,
justificada bajo el argumento de la necesidad de salvar al euro,
ha implicado un vaciamiento de la política nacional: sin
política monetaria ni fiscal, sometidos a la vigilancia de
instituciones nacionales y europeas, los gobiernos se asemejan a
un Ulises amarrado al mástil.

En el ámbito europeo, el equilibrio institucional
tradicional se ha visto alterado, repartiendo el poder y los
recursos entre las instituciones, existentes y nuevas, de una
forma muy anómala: la Comisión ha perdido capacidad
de impulso político, el Parlamento se ha visto
marginalizado por unos Gobiernos que han preferido ignorarlo y
confiar en su lugar en el Eurogrupo, la Troika o el Banco Central
Europeo. En este sentido, la Unión Europea es
también víctima, no sólo causante de este
nuevo déficit democrático: a lo largo de la crisis,
las instituciones europeas más representativas de la
ciudadanía y de los intereses generales de la Unión
también se han vaciado de capacidad decisoria y
democrática.

Democracia y eficacia han estado y estarán
siempre en tensión, máxime aún en sociedades
técnicamente complejas e interdependientes entre ellas, y
entre ellas y unos mercados globales. Si la interdependencia
vacía la democracia, son posibles dos alternativas: una,
reconstruir la democracia a una escala superior donde las
decisiones representen y beneficien a una mayoría; dos,
restaurar la democracia en el ámbito nacional, lo que
supondría limitar al máximo la interdependencia y,
por tanto, deshacer o limitar la integración europea. La
primera opción es la sostenida por los federalistas: es
hora, dicen, de abandonar ese viejo cascarón inútil
en el que se ha convertido el Estado-nación. La segunda
opción es la de los populismos eurófobos, tan
ejemplarmente representados por las fuerzas políticas que
han aparecido por toda Europa al calor de las elecciones europeas
y que, pese a sus divergencias, nos proponen un programa
común: acabar con el euro, volver a la moneda nacional,
recuperar la soberanía perdida, defender la identidad
nacional y detener la inmigración. Son dos saltos al
vacío, paralelos, aunque en direcciones contrarias. El
primero nos lleva a un pasado que muchos añoran, pero es
un pasado idealizado, muy problemático. El segundo, nos
lleva a un futuro del cual desconocemos casi todo. Europa vive
atrapada entre esos dos saltos: el salto al pasado, que
desgraciadamente parece posible, aunque indeseable, y el salto al
futuro, que a muchos nos parece deseable aunque imposible en las
circunstancias actuales.

¿Qué hacer? ¿Cómo
desbloquear la situación actual? Abriendo, en paralelo al
debate sobre más o menos Europa, un debate sobre
cuánta democracia queremos ejercer dónde y con
quién. Europa no es todavía una democracia, pero
sí un espacio político diferenciado en el que ya
hay políticas y políticos. Con esos ingredientes se
puede hacer una democracia: sólo se necesita ensanchar
dicho espacio y dotarlo de los instrumentos y recursos adecuados.
Reconstruir la democracia y recuperar a la ciudadanía, en
casa y en Europa, pasa por dar más espacio a la
política, no menos, para que los ciudadanos puedan elegir
políticos de verdad y políticas de
verdad.

Ahora, hagamos un breve recorrido por la hemeroteca,
desde la jornada electoral en adelante (sobre el seísmo y
sus réplicas: una respuesta a los fracasos
subyacentes):

"Los ciudadanos de los 28 países miembros de la
Unión Europea han estado votando desde el 22 y hasta este
25 de mayo para elegir a sus representantes. Sus decisiones
afectarán a 500 millones de ciudadanos"…
En
gráficos: las preocupaciones de la Unión Europea
(BBCMundo – 25/5/14)

El Parlamento Europeo tiene ahora más poder que
nunca, incluso influencia sobre el presupuesto de la UE, la
reforma bancaria, la agricultura y la política
energética.

Las cifras de las cuestiones claves para los votantes
europeos.

Empleo

Reducir el desempleo masivo es uno de los principales
desafíos que enfrenta la Unión Europea. De hecho,
para muchos electores, es una prioridad.

Estos gráficos muestran el impacto de la crisis
de la deuda, la apuesta por la austeridad y la recesión en
la Eurozona (ZE en el gráfico).

El desempleo se disparó en España y en
Irlanda después del estallido de la conocida como "burbuja
inmobiliaria" en ambos países, mientras que Grecia
recortó miles de empleos públicos bajo la
presión de los prestamistas internacionales. La
recesión italiana ha repercutido en la contracción
del sector público y el cierre de muchos
negocios.

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Además, entrar al mercado laboral se ha
convertido en una tarea casi imposible para muchos jóvenes
europeos. El desempleo juvenil ascendió a niveles
récord -superando el 50% en Grecia y España-. Uno
de los principales problemas de la UE es la discordancia entre la
formación de la fuerza laboral y las vacantes.

Por ejemplo, en Alemania hay demanda de ingenieros y
especialistas en sistemas, pero muchos de los jóvenes que
buscan empleo en Europa no están cualificados para esos
puestos.

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Soberanía

Las encuestas de opinión indican un crecimiento
del euroescepticismo en el continente.

En los países rescatados de la Eurozona,
especialmente Grecia, Chipre y Portugal, las duras medidas de
austeridad impuestas por la Unión Europea y el Fondo
Monetario Internacional se tradujeron en sentimientos negativos
hacia los "decretos" de Bruselas.

En muchos países, los partidos que abogan por
recuperar poderes delegados a Bruselas son más populares
que nunca. Entre los más destacados está el
británico UKIP, que quiere que Reino Unido salga de la
UE.

Dos de los miembros fundadores de la Unión,
Francia y Holanda, también han visto un repunte en los
partidos euroescépticos.

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Los sentimientos negativos hacia la UE también se
traducen en los altos índices de abstención en las
elecciones europeas. La participación ha caído en
cada votación desde que los europeos acudieran a las urnas
por primera vez en 1979. Muchos votantes aseguran que simplemente
no entienden lo que sucede en Bruselas y que no se sienten
involucrados.

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Inmigración

El gráfico a continuación muestra el
incremento de la inmigración desde 2007 de los
países de la eurozona más afectados por la crisis
de la deuda a las naciones industrializadas, donde es más
fácil encontrar empleo.

Hay una gran preocupación por la creciente brecha
económica entre el norte y el sur de Europa. La
inmigración es un tema clave en muchos países de la
UE. Se espera que los partidos que han levantado la bandera
contra la inmigración al quejarse de que los extranjeros
"se aprovechan" de los servicios sociales y "roban" empleos ganen
terreno en las urnas, pero además muchos políticos
de los partidos convencionales se han cuestionado el principio de
la UE de libertad de movimiento.

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La inmigración de fuera de la UE también
es causa de preocupación en muchos países. Los
controles se han fortalecido en las fronteras externas del
continente, en lugares a donde tratan de llegan miles de personas
de África y Asia que huyen de la pobreza y la
persecución.

En los últimos meses, Italia y Malta han tenido
problemas para enfrentarse al aumento de barcos de inmigrantes
africanos, mientras que las autoridades españolas han
lamentado en las instituciones europeas el incremento de la
presión migratoria en las ciudades autónomas de
Ceuta y Melilla, en el norte de África.

La agencia fronteriza europea Frontex tiene cifras de
los inmigrantes que han detectado tratando de alcanzar su
territorio, pero otros muchos consiguen entrar a Europa sin que
existan registros de ello.

La devastadora guerra civil de Siria ha provocado un
enorme éxodo de ciudadanos, algunos de los cuales trataron
de llegar a Europa.

La pobreza y la violencia de Afganistán han hecho
que ese país siga siendo uno de los principales
países de origen de inmigrantes, mientras que la
represión estatal en Eritrea fuerza a mucha gente a buscar
una mejor vida en el extranjero.

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Energía

El costo de la energía es otra gran
preocupación para muchos votantes. En Reino Unido y
Alemania, entre otros muchos países, hay un fuerte debate
sobre el incremento de la factura energética de los
hogares.

La crisis en las relaciones con Rusia ha puesto en
relieve la dependencia de Europa del petróleo y el gas
importado ruso y han llevado a la diversificación de
fuentes energéticas.

La reducción de las emisiones de dióxido
de carbono (CO2) para combatir el cambio climático
también es un factor que hace buscar alternativas a los
combustibles fósiles.

El siguiente gráfico muestra los diversos
patrones de consumo de energía en Europa.

Monografias.com

Por ejemplo, el combustible fósil, principalmente
el carbón, es mucho más usado en Polonia que en
Suecia. Los países nórdicos y Austria han adoptado
las energías renovables, principalmente la
hidráulica y eólica, mucho más que otros de
sus vecinos.

Desde 2011, España y Portugal han incrementado
considerablemente su generación de energía
renovable, principalmente eólica y solar. Pero el
año pasado, como medida para enfrentar los problemas
económicos, el gobierno español redujo
drásticamente los subsidios a ese tipo de energías
alternativas. Y, mientras que la energía nuclear supone
más del 75% de la generada en Francia, pero en Alemania
esa fuente energética está siendo
erradicada.

"Marine Le Pen, del Frente Nacional, llegó
primera en las elecciones francesas para el Parlamento Europeo,
de acuerdo con las encuestas a boca de urna, lo que el primer
ministro francés, Manuel Valls, calificó como un
"terremoto político""…
Un terremoto
euroescéptico sacude Europa (BBCMundo –
26/5/14)

Los partidos euroescépticos también
parecen haber obtenido ganancias en otros países, como
Dinamarca y Grecia. Y el centroderechista Partido Popular Europeo
(PPE) parece encaminado a mantenerse como el mayor bloque en el
Parlamento Europeo.

La participación en los comicios, celebrados
entre el 22 y el 25 de mayo, alcanzó al 43,11%, una cifra
similar a la de las últimas elecciones europeas de 2009.
Esta sería la primera vez que la participación no
está por debajo de la elección previa, aunque el
aumento fue de apenas un 0,1%.

"El pueblo ha hablado alto y claro", dijo una triunfante
Marine Le Pen ante partidarios congregados en la sede del Frente
Nacional en la capital francesa, París. "La gente no
quiere ser guiada por aquellos que están fuera de nuestras
fronteras, por comisarios y tecnócratas de la Unión
Europea que no fueron elegidos. Ellos quieren ser protegidos de
la globalización y tomar las riendas de su destino",
exclamó.

Los resultados preliminares sugieren que el Frente
Nacional podría lograr 25 escaños en el Parlamento
Europeo, un muy notable aumento ante los tres que tenía en
2009. Respecto a esta victoria, Martin Schulz, expresidente
socialista del Parlamento Europeo, dijo: "Es un mal día
para la Unión Europea cuando un partido con un programa
racista, xenófobo y antisemita obtiene el 25% de los
votos".

Según los cálculos del Parlamento Europeo,
se prevé que el PPE obtenga 221 de los 751 escaños,
lo que representa el 28% del bloque. Esto hace que mantenga su
posición de grupo más fuerte, aunque habría
perdido más de 60 escaños. A continuación
está el grupo Socialista, con 193 escaños (25,7%);
los Liberales, con 74 (9,9%); y los Verdes, con 58
(7,7%).

Con la incorporación a sus filas del Partido de
la Independencia de Reino Unido (UKIP, por sus siglas en
inglés), el derechista y euroescéptico grupo Europa
de la Libertad y la Democracia quedaría con el mismo
número de escaños de la última
elección.

Sin embargo, es previsible que el aumento del
número de eurodiputados derechistas que no están
inscritos en su grupo dé un impulso al frente
euroescéptico. Al respecto, el líder del UKIP,
Nigel Farage, predijo que su partido se ubicaría de
primero en Reino Unido: "La inevitabilidad de la
integración europea termina esta noche",
aseveró.

En Alemania e Italia se contuvo el avance del voto
euroescéptico. En el país más grande de
Europa, Alemania, el bloque conservador liderado por la canciller
Ángela Merkel logró imponerse en las elecciones
europeas, aunque registró su peor resultado en estos
comicios. La Unión Cristianodemócrata (CDU) y su
hermana bávara, la Unión Socialcristiana (CSU)
lograron el 35,3% de los votos, que se traduce en 34 de los 96
escaños.

En Italia, el centroizquierdista Partido
Democrático, del primer ministro Matteo Renzi -con menos
de 100 días en el poder-, consiguió la victoria al
imponerse al euroescéptico Movimiento 5 Estrellas, de
Beppe Grillo.

Entre tanto, el grupo ultraizquierdista en el Parlamento
-opuesto a las medidas de austeridad- obtuvo notables ganancias,
especialmente por las victorias de Syriza en Grecia e Izquierda
Unida en España. Ganó alrededor de 12
escaños.

Esta elección es el mayor ejercicio de democracia
multinacional en el mundo. El voto afectará las vidas de
500 millones de ciudadanos de la Unión Europea. Los
poderes del Parlamento han aumentado desde la última
elección en 2009. Ahora, este órgano espera tener
una voz decisiva respecto a quién obtiene el puesto
más importante de la Unión Europea: la presidencia
de la Comisión Europea. El favorito será el
candidato del PPE, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, si
bien para lograrlo necesitará contar con la
aprobación de los líderes de los gobiernos
nacionales, lo cual no está garantizado, dicen los
analistas.

"Los grupos euroescépticos tendrán una
importante presencia en la Eurocámara, que estará
dominada de nuevo por el Partido Popular Europeo (PPE), vencedor
de los comicios europeos, en los que el ultraderechista Frente
Nacional (FN) causó un terremoto en Francia, al ser la
fuerza más votada"…
Los resultados provisionales de
las europeas, por países (Expansión –
26/5/14)

Reino Unido

El líder del antieuropeo Partido de la
Independencia del Reino Unido (UKIP), Nigel Farage, se ha
declarado ganador de las elecciones europeas en el Reino Unido,
aunque los resultados definitivos aún no se conocen.
Según el lento recuento de las elecciones celebradas el
jueves para elegir a 73 eurodiputados en el Reino Unido,
sólo diez escaños han sido atribuidos de momento.
UKIP ha tomado ventaja con cerca del 30% de los votos al lograr
cuatro eurodiputados, frente a tres laboristas y tres
conservadores. El partido euroescéptico y populista de
Nigel Farage gana dos eurodiputados frente a los que tenía
en 2009, mientras los laboristas logran uno más y los
conservadores pierden uno.

Italia

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